viernes, 4 de diciembre de 2009

El pulmón del mundo enferma


Tabatinga es una pequeña localidad situada en el corazón del denominado trapecio amazónico, en la frontera entre Brasil, Perú y Colombia. Es una de las áreas más estratégicas del Amazonas, apostadero de contrabandistas y narcotraficantes, donde el ejército brasileño mantiene acuartelado al Octavo Batallón de Infantería de la Selva y un Comando de Control Fronterizo. Al caer la tarde, el pequeño puerto de Tabatinga, bañado por las oscuras aguas del río Amazonas, se convierte en un bullicioso mercado al que arriban los indígenas en sus canoas cargadas con frutas, verduras y pescado. La economía de muchas comunidades indias depende en gran medida de la venta de estos productos y del trueque.

Este año la época de lluvias parece que está llegando con retraso. Una gran sequía azota la cuenca amazónica, y el efecto inmediato es un descenso alarmante de las aguas que recorren en río más largo y caudaloso del planeta. Según los expertos consultados por Greenpeace Brasil, desde julio el río Negro ha experimentado una decrecida de más de trece metros. Técnicamente, la situación se puede denominar de sequía extrema. Así que si las aguas bajan, la navegación puede ser inviable en determinados tramos del río, dejando aisladas algunas comunidades indígenas. Los indios Ticuna que llegan a Tabatinga para comerciar temen que la situación empeore.

Un basurero
Cerca de Manaos, el río Manaquiri presenta un aspecto desolador. El diagnóstico de Greenpeace es nefasto: "La sequía ha dejado el río seco y ha matado miles de peces. Las canoas y los barcos han quedado encallados en la arena. Los peces muertos generan mal olor y el bonito Amazonas parece un basurero. La población que vive en la región, totalmente dependiente de los ríos, sufre para desplazarse, y el acceso al combustible, la comida y el agua potable queda restringido".

"La sequía de este año, hasta ahora, está asociada con una variabilidad natural. Pero con el cambio climático estos fenómenos pueden intensificarse. Los datos de esta década muestran un aumento de estos fenómenos extremos", señala Antônio Manzi, experto en biosfera y atmósfera amazónica. Según algunas proyecciones de Greenpeace, la selva amazónica corre el peligro de desaparecer completamente. Otros informes menos apocalípticos señalan una destrucción del 83% del Amazonas en 2100.

Brasil llega a Copenhague con la responsabilidad de quien atesora el mayor pulmón de planeta: aproximadamente el 60% de los 6,9 millones de kilómetros cuadrados de ríos y afluentes que conforman la cuenca amazónica.

Nota de: Analitica.com

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